Tengo la urgencia de escribir esto, no para excusarme frente a quienes me conocen, sino para filtrar y ordenar un poco las ideas en mi cabeza.
Ese semestre ha sido bastante peculiar en ámbitos académicos. En algunos aspectos he aprendido mucho, se han presentado oportunidades y las he aprovechado; noto como de a poco se va forjando mi futuro y me agradan las herramientas que estoy utilizando para ello y cómo, también, van quedando hasta este punto los pilares. No obstante que, de este modo ha sido fructífero y reconfortante, existe otro punto totalmente contrario, adjuntado de manera inseparable a mi estado anímico y que se refleja en la pueril actitud que he mantenido para con mis estudios. Bien sé yo cómo me desempeño. Si algo conozco del funcionamiento de mi mente es cómo y cuándo será apropiado un buen estudio consistente o cuando me puedo dar el lujo del ocio. Sin embargo, y me avergüenza de igual manera como el arrepentimiento se me presenta, he sido bastante irresponsable a la hora de dedicarme a tomar un cuaderno, libro o guía y desarrollarlo o estudiarlo. Especialmente en Genética, ramo el cual no me desagrada pero tampoco me encanta, tiene sus pro y sus contra, como todo en la vida; pero hay algo, una sensación, un sentimiento, un presentimiento, o como quiera que pueda ser llamado, que me molesta y me dificulta enormemente su comprensión. Muchas veces se debe a mi alarmantemente fácil poder de desconcetración, que contrario a mis sentimientos casi perennes hacia éste (y que siempre he defendido como algo positivo) en este aspecto me molestan y desearía ser más enfocado en la realidad.
A pesar de todo, no me tiene preocupado ni consternado el hecho de que las posibilidades de reprobar dicho ramo sean bastante altas; sino el malestar que siento proviene de algo más profundo, de algo que cala en mi ser y perfora mi orgullo y vanidad exponiéndome de la manera más ridícula frente al mundo. ¡Qué egocéntrico es pensar que al mundo le importa en cómo me va en mis estudios! Lo sé, bastante ridícula la idea, pero de todos modos el orgullos es lo más propio que uno tiene y lo que más ferviente uno suele cuidar (al contrario que muchos yo considero el orgullo, ese orgullo basado en méritos propios y no en complejos narcisistas, una excelente cualidad humana). Si repruebo este semestre genética no será el fin del mundo como lo conocemos, las sociedad no se destruirán ni la naturaleza desaparecerá. Afectará un poco a mis amistades y mi familia, ambos ítemes importantísimos en mi vida, sin ellos no soy más que un alma sin contenido ni ganas de aprender, ellos son mi fuente de inspiración y de ganas por seguir adelante en todo; pero por un momento en mi vida creo que es totalmente necesario que piense en un ciento por ciento en mi y sea capaz de ver la realidad, estudiarla y proyectarme a lo que vendrá. Al realizar eso, esto es lo que presiento: si paso este ramo, cosa que veo cada vez más difícil, el conocimiento que tendré de la materia será nulo y habré pasado por intervención Divina, si no humana. Claro, podré seguir adelante sin retraso alguno y mis amistades, compañera de estudios eterna, seguirá a mi lado. Por el contrario, si repruebo dicho ramo, me atrasaré un poco en mis estudios, se verá manchado mi récord académico y mi compañera y amiga, por lo menos en un ramo al azar, quedará sola; no pasaría eso conmigo, probablemente, ya que amigos que infortunadamente han quedado un poco detrás se unirán a mi. Ahora, según como yo veo todo este problema, si lo apruebo así nada más podré no entender nada en los ramos siguientes o subsiguientes, y por ende se presentará, o podría presentar, este mismo proceso dificultoso más adelante. Entonces, ¿no será más conveniente reprobar el ramo y, de manera eficaz, estudiar el próximo semestre y pasarlo adquiriendo los conocimientos adecuados? Yo creo que sí.
Habiendo escrito esto mi mente está un poco más ordenada y creo que la decisión está tomada.
Saludos a todos los que leen esto.
0 reacties:
Een reactie posten